11 abril 2014

Hortografía

Como ya he comentado en otras ocasiones –esto quiere decir que me repito, pero lo sé– tengo la tonta costumbre de leerme por las mañanas varios diarios digitales –mal asunto– y lo que es peor, también todo o parte de los comentarios que casi siempre acompañan a las noticias. Si lo primero es desaconsejable por aquello de la estabilidad mental, lo segundo sencillamente puede acarrear caer fulminado por un ataque cardíaco.

¿Por qué estos malos presagios? Ay, si se pregunta eso es que usted no lee esos comentarios o no detecta lo que yo. Las noticias están abarrotadas de disparates gramaticales de todo tipo, como corresponde a los conocimientos académicos de los llamados periodistas, pero es que quienes insertan comentarios aparte de valorar en muy poco su tiempo suelen desconocer lo que antes sabía cualquier alumno de bachillerato y en los tiempos que corren ignoran la mayoría de los titulados universitarios acerca de las reglas ortográficas.

Tengo una serie de entradas publicadas en este blog a las que presuntuosamente llamaba Español para españoles con las que llegué a la cifra de 25 y que ya abandoné, porque si hay gente poco interesada en el idioma español, esos son los españoles. Más me valdría haberlas dedicado a los esquimales, porque han resultado ser las que menos interés despiertan y por eso las menos leídas del blog.

El desprecio y omisión de los signos de apertura de interrogaciones y exclamaciones es general y hasta campañas gráficas del gobierno cometen ese error y por supuesto ocurre lo mismo en las campañas publicitarias de las grandes marcas. Esto sucede porque sencillamente no se le da importancia al idioma ni a su gramática y casi se exhibe ese desprecio como un signo de iniciativa y rebeldía. ¡Qué caramba!, uno es persona de inteligencia superior y se rebela contra el sometimiento, ejercita el derecho a decidir también en la escritura y nadie le va a señalar cómo debe hacer las cosas.

Hay quienes sostienen esa falacia de que la lengua la hacen los hablantes, ignorando que eso era cierto antes, pero ahora el hacedor es la prensa y televisión, en especial la publicidad, que son los que lanzan las consignas seguidas ciegamente por la mayoría. Ahora mismo hay en el cien por cien de las películas y series de TV dobladas un abuso de la expresión ¿sabes qué? que sólo he oído a adolescentes ignorantes y que no es ni de lejos una expresión válida en español, parece que están empeñados en imponer su uso general.

He leído hace pocos días a un supuesto erudito que vaticinaba y preconizaba la desaparición de los signos de puntuación porque si eso supone una dificultad a la hora de escribir lo que hay que hacer –según él– es eliminarlos, algo así como se eliminan las lomas –abriendo trincheras– y los valles –con viaductos– al paso del AVE porque no se admiten dificultades que ese tren no sea capaz de superar.

Me parece que no hay solución, porque para eso deberían ser muchos los que desearan que la hubiera y no es el caso, así que seguiremos disfrutando de disparates como eso de LAS miles de personas… que para que fuera válido habría que modificar sustancialmente nuestra gramática, pues el artículo LAS debe coordinarse con el nombre y queramos o no miles es siempre masculino, como docenas es femenino, y por eso hay que decir los miles de personas y las docenas de soldados y no lo contrario.

Hay faltas de ortografía que son virales –como se dice ahora– y la mayoría escribe «haber» por «a ver» o «a parte» por «aparte» y se quedan tan anchos. Ya es inútil coger un berrinche cuando en vez de describir la ubicación de algo se dice «a pie de» y se acabó (sólo es válido «a pie de obra»), sin percibir que todo esto conduce al empobrecimiento del idioma y que cuanto más simple y elemental sea éste más simples serán nuestros cerebros (¡para qué queremos el cerebro si tenemos genitales y smartphones!).

Y ahí siguen tan ufanos los médicos, ingenieros, economistas, tan satisfechos de sus conocimientos, que en lo que a gramática se refiere está por debajo de los que cualquier niño de 14 años poseía hace tan solo 40 ó 50 años. En su afán universalista e integrador el sistema educativo español ha ido bajando su rasero hasta conseguir generalizar y legitimar el analfabetismo. Mejor no hablar del español que se habla y escribe en la mayoría de los países de la América hispana, no hay más que echar un vistazo a los foros en Internet.

No iba a decir nada, pero por supuesto ortografía se escribe sin hache, lo saben hasta los periodistas.

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