16 junio 2020

Usted confínese; mientras, nosotros le robamos

Seguramente es usted uno de esos inocentes convencidos de que si se encierra en casa, echa el cerrojo de la puerta blindada y no sale para nada, se encuentra seguro y que su patrimonio no corre ningún riesgo. Error. Hoy en día todo está arreglado para que puedan desplumarle aunque usted se encuentre atrincherado en casa e incluso aguante la respiración.

*Debió de ser a finales del siglo XX cuando contraté con una empresa llamada MADRITEL el servicio de Internet, el teléfono fijo y los móviles que teníamos en casa. Algo más tarde, una empresa llamada AUNA compró Madritel y en el paquete iban incluidos todos los clientes que tuviese; como una compra masiva de ganado o, quizás, esclavos.

Poco después fue otra operadora llamada ONO la que compró Auna y por descontado, todos los clientes con que contase. Finalmente, fue VODAFONE la que compró Ono y con eso conseguimos  ser un cliente más de la empresa que siempre había evitado en pura defensa propia. Fue inútil, Vodafone nos compró y pasamos a formar parte de su patrimonio empresarial.

Ha llegado el confinamiento y con eso cierto descuido en la vigilancia de los bandidos que merodean alrededor de nosotros y hoy me encuentro una comunicación de Vodafone felicitándome porque disfruto ya en mi móvil de un antivirus −de dudosa utilidad− y que eso solo me costará 1 euro al mes. Dicho así parece casi un chollo, el problema es que yo tengo contratados 3 móviles y que por tanto esa modesta cifra pasa a ser de 36 euros anuales, más o menos lo que cuesta contratar un antivirus de solvencia para varios dispositivos de tipo PC. He tenido que ir de móvil en móvil anulando ese chollo a través de la red y no sé muy bien en qué quedará la cosa.

*Hace más de treinta años que estoy afiliado a un seguro médico privado y pago actualmente una cantidad que supera los 200 euros mensuales. Durante la mayor parte del confinamiento que ahora acaba no he recibido contraprestación alguna a cambio de ese dinero, puesto que si precisaba de atención solo me la prestaban telefónicamente, o sea, nada; lo mismo que la seguridad social. Ha sido inútil escribirles el pasado marzo un email preguntando qué iba a recibir durante el confinamiento a cambio de mi cuota. No recibí respuesta, aunque para disimular me han agobiado con correos electrónicos durante todo ese tiempo recordándome que podía hacer consultas telefónicas y que en la empresa pensaban mucho en mí. ¿No es tierno?

*Desde hace también unos cuantos años soy socio de un gimnasio al que procuraba ir unas tres veces a la semana para dejar allí −literalmente− mis sudores. Sudores de clase preferente, porque lamentablemente durante el verano la temperatura que puede verse en el termómetro que tienen en la sala de cardio y musculación a la que asisto muestra una temperatura cercana a los 26º C, pese a que entidades relacionadas con el gremio recomiendan para esas salas no superar los 22º C, porque ¡sorpresa! ni en España ni en la Comunidad de Madrid en la que vivo hay nada establecido al respecto. Usted puede disfrutar achicharrándose mientras trata de seguir eso de mens sana in corpore sano que todos conocemos; y empapar la camiseta al tiempo que se arriesga a sufrir una congestión.

El años pasado reclamé y supe por quien recibió mi queja que no era yo el único, pero se nota que estábamos en minoría y no éramos violentos y quizás por eso no cambiaron la refrigeración. Dejé de ir en julio y agosto y eso me supuso pagar en concepto de reserva 20 eurazos por mes, porque mi cuota mensual de 67 euros no da derecho a más y si falto un solo mes (sin pagar) tengo que inscribirme como nuevo y debo desembolsar 90 euros extras en concepto de matrícula. Ya me han escrito hoy día 15 avisando que reinician sus actividades (con cita previa) y que si no voy deberé abonar la cuota de reserva. ¿A quién le interesa ir al gimnasio con cita previa? A mí no y por esa razón renuncio a ir, aunque sea al precio de perder mis abdominales (¿o son lorzas?).

Por descontado, no han parado de escribirme correos electrónicos todo este tiempo recomendándome que utilizara sus servicios online para mantenerme en forma. Supongo que a nadie en el gimnasio se le ocurrió que si yo pudiera mantenerme desde casa no volvería a sus instalaciones.

*Tengo mi coche asegurado en la modalidad que llaman "a todo riesgo", lo que supone pagar un recibo anual cercano a los 1.000 euros. Como casi todo el mundo, he tenido este coche inmovilizado y tan solo le di una vuelta a la manzana hace un mes para evitar en lo posible que los neumáticos se deformaran por permanecer tanto tiempo en la misma posición. No ha habido por lo tanto percance alguno ni riesgo que la compañía de seguros tuviera que asumir. ¿Sabe cuánto me han descontado por esa inmovilización obligada?: NADA; seguramente es también su caso. Eso sí, han estado todo el confinamiento muy preocupados por mi estado de salud y por eso me han enviado varios correos interesándose por mi situación. Muy de agradecer.

*Para que no todo sean sustracciones: en estos fértiles días hemos aprendido que si en EE.UU. la policía mata a un hombre de raza negra, aquí −según la ínclita Teresa Rodríguez− debemos derribar todas las estatuas de Colón que tengamos. Por lo menos.

*Unas dos semanas después de la publicación de esta entrada, mi compañía de seguros anuncia que prorroga dos meses la duración de la anualidad, que de esta manera pasa a tener 14 meses.