16 diciembre 2021

Relato de un fracaso (o dos)

Estos días se cumplen doce años desde que creé este blog y empecé a publicar las entradas para las que nunca me faltaba tema ni me quedaba sin saber qué escribir, porque normalmente están relacionadas con algún asunto de la actualidad o sobre algo leído por mí en la prensa. Mirar alrededor es suficiente para encontrar abundantes temas sobre los que escribir.

No fue una idea que surgiera espontáneamente. En aquel entonces y durante unos años nos reuníamos algunas mañanas un grupo de amigos y amigas cada dos o tres semanas en un local que en realidad era un restaurante y 'bar de copas' y puesto que la cita era a las 11, normalmente éramos los únicos ocupantes y nos permitían ocupar un comedor aparte donde, por supuesto, lo que consumíamos no eran platos de comida sino que hacíamos dos 'pases': el primero a base de café, infusiones y otras hierbas y pasado cierto tiempo un segundo pedido a base de cerveza o vino.

Allí surgió la idea de hacer un blog de la tertulia en el que participáramos todos, pero fue puro voluntarismo pues si a los españoles no nos entusiasma leer, lo de escribir es casi una provocación malévola. En ese blog no escribíamos más que dos de los tertulianos y encima había que sortear infinitos escollos, pues había temas políticos que no podían abordarse para no provocar controversias; y de religión, ni nombrarla, pues había entre nosotros algunos creyentes y en especial un integrista para el que incluso el nombre sugerido para el blog era una afrenta blasfema.

El resultado fue que el blog desapareció más rápidamente de lo que había aparecido y nadie lo echó de menos, aunque yo, puesto que había sido el encargado inicial de averiguar cómo se montaba 'aquello', decidí continuar en solitario creando uno propio y expresando en él lo que me viniera en gana. Es cierto que yo esperaba contar como lectores con casi todos mis amigos y familiares cercanos y una vez más me equivoqué rotundamente, pues los amigos no tenían mayor interés en conocer mis reflexiones sobre distintos asuntos; unos me consideraban demasiado extremista de izquierdas y otros me dijeron que lo que yo escribía era demasiado facha, por no hablar de uno que se las daba de escritor y despreciaba a priori lo que yo pudiera producir. Los familiares simplemente 'pasaban' de lo que yo pudiera publicar. Y así fue que en contra de lo que imaginé no tenía a nadie que me leyera; algo parecido a el coronel no tiene quien le escriba, pero leer parecía requerir menos esfuerzo que escribir. No obstante, poco a poco, fueron apareciendo lectores incluso de otros países o continentes y todo marchaba aceptablemente. Incluso había quienes −¡milagro!− dejaban algún comentario acerca del texto que acababan de leer. También hubo algún asiduo impertinente que se atrevía a cabrearse porque yo osaba corregir algunas palabras después de publicar la entrada; no entendía que el autor de un blog es su propietario y que por eso puede hacer lo que le dé la gana en él. 

Sería deseable que alguien o algunos comentaran acerca de lo que en el texto se dice, posicionándose en contra e incluso a favor −¡faltaría más!−, pero de ninguna manera se puede limitar la libertad del autor y dueño, por más que haya quien piense que se me hace un favor al leerme.

Nada es eterno y dos de los componentes de la tertulia fallecieron con poco intervalo y algunos otros 'fallecieron en afecto", con lo que la tertulia, después de varios años de vida, se extinguió sin decir ni mu.   

Tras algunas peripecias este blog se mantuvo, pero todo tiene un límite. Hoy he mirado su historial y comprobado que en dos años no ha habido ni un solo comentario, lo que demuestra el escaso interés de los lectores actuales; un blog es ahora algo pasado de moda −salvo el de un influencer, y yo no lo soy− y, así las cosas, decido acabar yo con lo que evidentemente solo interesa de verdad a mí mismo. Lo crean o no, doce años de vida es una proeza para como están las cosas, no conviene abusar. 

Una vez lo cerré durante seis meses; espero que esta vez sea para siempre. Muchas gracias y adiós.