10 diciembre 2023

Cuba, la joya que perdimos

Si a un joven de entre 18 y 30 años le preguntan dónde está Cuba y qué le dice la expresión “la joya de la Corona” pondrá cara de desconcierto y alguno  responderá con insolencia, porque a él nadie tiene por qué preguntarle esas cosas.

Seguramente son cosas de viejos, porque a mí me descorazona esa lejanía de la juventud actual respecto de la historia de este país y más concretamente de la historia reciente en la que la isla de Cuba era España y sus habitantes tan españoles como alguien de Zamora o Sevilla. Muy diferente de mi generación y yo diría que alguna posterior, que teníamos presente lo poco que sabíamos de Cuba y usábamos ordinariamente la frase “más se perdió en Cuba”, queriendo expresar con ello de manera muy resumida el valor que otorgábamos a esa isla y la terrible catástrofe que supuso el final de la guerra en 1898 y su apropiación por parte de EE.UU. (y Puerto Rico, y Filipinas y tantas islas del Pacífico que nos pertenecían).

España se portó mal con ella sobre todo en las últimas décadas, pues pensó que podrían remediarse sus ansias revolucionarias a base de represión armada y malos tratos. Aunque oficialmente fueron tres las guerras libradas desde el inicio en 1868 hasta el final en 1898, puede decirse que con algunos años de pausa hubo hostilidades durante esos treinta años, aprovechando la ayuda de muchos países, desde los cercanos EE.UU. a los ya independizados con anterioridad y a que el siglo XIX fue en España un alarde de mal gobierno y medidas disparatadas, apoyadas allí por los terratenientes criollos (en su mayoría procedentes de cierta región española que prefiero no mencionar) partidarios de la esclavitud. Incluso el general Weyler, en los últimos años del conflicto, tuvo la nefasta idea de internar a los cubanos en campos de concentración (idea copiada por los estadounidenses en Vietnam) lo que resultó en ambos casos nefasto y contraproducente.

España llevó tan mal el conflicto con Cuba que se sabe que los soldados que allí fallecieron tuvieron en un 90% como causa no la guerra en sí misma, sino las enfermedades, hambre, desabastecimiento, mal equipamiento, etc. No había verdadero encono entre españoles y cubanos y de ahí que al terminar la guerra muchos españoles decidieran quedarse para reiniciar su vida en aquel territorio.

EE,UU. es un país creado a base de robos, expolios y compras de territorios a otros países y casualmente ayudaron a los rebeldes cubanos a expulsar a los españoles y ayudaron a los filipinos a lo mismo, para a continuación apropiarse de facto de ambos territorios, llegando a prohibir el uso de la lengua española en Filipinas. Incluso la isla de Guam, que también era española, paso a ser propiedad de los norteamericanos y todavía lo es, aunque la ONU lo considera territorio sin descolonizar.

Precisamente mi abuela paterna nació en La Habana como hija de militar que era. Yo no llegué a conocerla y tampoco mi padre disfrutó mucho de ella pues murió cuando él tenía cinco años, pero esto acrecienta mi vínculo y mi cariño por aquella tierra. He visitado dos veces la isla y aunque he intentado no limitarme a la actividad propia de un turista, no hay muchas oportunidades de moverse de un lado a otro y aun así he conocido La Habana, Trinidad, Matanzas y, claro está, Varadero y Cayo Levisa. Además procuré perderme por las calles de la ciudad vieja y meterme en domicilios particulares para charlar con los de allí. Son gente inteligente y laboriosa y además les gusta comunicarse.

Durante muchos años yo he defendido el derecho de los cubanos a encontrar su propio camino político, pero muchas causas han contribuido al fracaso de la implantación del socialismo tras la mala experiencia del régimen de Fulgencio Batista, (del bloqueo de los EE.UU. a la caída de la Unión Soviética) y la realidad es que en la actualidad los cubanos son pobres de solemnidad y no disponen de los artículos de consumo que los demás tenemos y a los que también tienen derecho. El problema es que una democracia a la europea tiene pocas posibilidades de salir adelante, en parte por la idiosincrasia de los cubanos, poco acostumbrados a esta clase de democracia, escocidos por la experiencia de Batista, y sobre todo por la previsible intervención de los EE.UU., que de siempre ha visto a Cuba como menos aún que su patio trasero (¿saben cuántas veces invadió EE.UU. la República Dominicana?). Ya en 1898, tras la intervención de los EE.UU. y su victoria sobre España, ese país decidió apropiarse de Guantánamo (con una renta de alquiler fijada por ellos mismos y contrato perpetuo). Ese Guantánamo donde existe una prisión militar que Obama prometió eliminar; y ahí sigue.

Como saben que no pueden esperar nada de nadie, sus ojos miran inevitablemente al gigante del norte en el que cifran su esperanza de libertad y desahogo económico, pero la solución no puede ser que todos emigren hacia allí.   

Ojalá puedan contar con el cariño efectivo de los españoles y de todos los países justos y eso se convierta en ayuda para salir de esta situación. Yo les tengo, y no puedo evitarlo, un cariño que no siento por ningún otro país hispano. Esos que ahora se hacen llamar latinos.



1 comentario:

Anónimo dijo...

El autor del blog hace tantas afirmaciones que merecen ser desmentidas que no entiendo cómo no abundan los comentarios.