Primero, quizás deba establecer un par de premisas básicas. 1) Aunque en algunos lugares estén jubilosos porque poseen un idioma local, la lengua en que todos nos entendemos –o podemos entendernos si queremos− es el español o, si lo prefieren, el castellano. 2) La entidad que regula la formación y desarrollo de esa lengua es la denominada Real Academia de la Lengua Española.
Como suele suceder frecuentemente, esta lengua tiene numerosos enemigos, que no son, como podría imaginarse, los hablantes de otras lenguas sino esa mayoría que desconoce y se desinteresa por la lengua que habla: el español. Como es gratis, se considera tan natural como el aire.
Sostengo que la mayoría de los españoles maneja el lenguaje con el mismo desconocimiento con que yo manejaría unas barras de uranio enriquecido o una retroexcavadora, es decir, ni idea de lo que se tiene entre manos. De ahí que casi todos los españoles desconozcan en la actualidad el significado de la palabra gratis. Para evitar debates, aclararé que el diccionario de la RAE lo define como 1. adj. gratuito. 2. adv. De manera gratuita o sin coste.
Parece sencillo, pero si así fuera sería difícil de entender el éxito de la expresión “gratis total”, teniendo en cuenta que no existe lo gratis parcial. Una cosa es gratis o no lo es, por tanto es completamente idiota esa novedosa expresión de gratis total. Como suele ocurrir, es la vida diaria la que nos induce a errores y resulta que todos estamos acostumbrados a ver en los supermercados artículos que se promocionan prometiendo que al comprarlo nos darán otro artículo, casi siempre de valor inferior. Por ejemplo, no es raro encontrar que una pasta dentífrica asegura que al comprarla nos entregarán gratis un cepillo de dientes.
Respetuosamente afirmo que no hay tal gratuidad, puesto que el condicionante para disponer del cepillo de dientes es comprar la crema dental, por lo tanto no hay nada gratuito ya que usted no puede entrar en el establecimiento tomar un cepillo de dientes y marcharse con solo dar los buenos días. No obstante, vamos a ser muy tolerantes y admitiremos que en el ejemplo anterior el cepillo de dientes es gratis. Gratis es en España la enseñanza pública o la sanidad pública, dos bienes bastante deteriorados, quizás porque hay algunos políticos empeñados en que sus amigos ganen dinero con eso y por lo tanto están dispuestos a cargarse como sea esos dos beneficios impagables, hay quienes están empeñados en que haya que pagarlo.
Hay una melodía norteamericana de título "The best things in life are free" o lo que es lo mismo, Las mejores cosas de la vida son gratis. Puede parecer un tanto temerario afirmar tal cosa y lo es, pero no me cabe duda de que muchas de las mejores cosas que a veces llegamos a disfrutar no suponen un desembolso económico por sí mismas. Como ejemplos yo citaría el silencio (algo que se consigue con mucha dificultad), un paisaje que nos complace y nos deja sin habla, una canción que nos conmueve y en algunas ocasiones, el cariño de alguien; algo de lo que se habla mucho y pocos conocen. Y la lengua que hablamos, claro.