25 abril 2024

Solamente nosotros: los legítimos dueños (I)

Tenemos encima la más que probable dimisión del presidente de gobierno, más que harto de lo que le ha tocado soportar desde que llegó al poder. Finalmente, los de siempre, tocan a rebato y organizan una campaña para intentar acabar con Pedro Sánchez atacando a todos los que le rodean en su círculo familiar.

¿Quedan dudas? La derecha hace un siglo que no consiente que gobierne la izquierda y si por una de esas cosas de la vida llega un presidente que no sea de su bandería, se intenta acabar con él acudiendo a los métodos que tengan a mano: la mentira, el insulto, la agresión a todo el que le apoye; lo que haga falta. La derecha se considera desde siempre la legítima propietaria del país y por tanto la única llamada a dirigirlo como sea. Así ha sido desde tiempo inmemorial.

En febrero de 1936 hubo elecciones que la derecha esperaba ganar aprovechando la inestabilidad social. Como no fue así, el mes de julio los milicos dieron un golpe de Estado, que supuso 40 años de reposo porque al fin y al cabo los suyos ocupaban el poder. Apenas murió el dictador empezaron de nuevo, atacando incluso a un hombre honrado, Adolfo Suárez, que originalmente pertenecía a su bando, pero que llevó a cabo acciones que no podían consentir sin alterarse. Por eso lo acosaron hasta que consiguieron que dimitiera. Y no contentos con esa dimisión y para curarse en salud intentaron un golpe de Estado llevado a cabo por un ridículo e iletrado personaje, un tal Tejero.

Llega 1982 y gana las elecciones con amplia mayoría Felipe González, candidato del PSOE. Tardó poco el cabecilla del PP en hacer conocido el eslogan “váyase, señor González”, que repitió mil veces. El mayor rufián de la política española en el siglo no podía soportar aquella dilatada permanencia de su rival y apenas podía esperar a que acabase su mandato que, para colmo, abarcó varias legislaturas.

En dos de las que siguieron, el presidente, que pertenecía al PP, aprovechó su mandato para meternos en la guerra de Irak y hablar español con acento tejano (?) tras ser invitado unos días por el presidente de USA George W. Bush a su rancho de Tejas. En 2004 gana las elecciones José Luis Rodríguez Zapatero tras un terrible atentado yihadista que costó la vida casi a 200 personas y dejó heridas con secuelas a bastantes más. Precisamente ese atentado sirvió de base para descalificarlo, intentando ensuciar la atribución de autoría, calificándolo de tonto -Bambi lo llamaban-, y eso fue una acusación permanente. Llegaba una crisis económica terrible que él no supo prever y eso sirvió para que tras convocar elecciones anticipadas llegara −¡al fin!-  la derecha al poder.

El presidente Mariano Rajoy que presentó el PP, resultó un hombre pasivo, con poca iniciativa y proclive a la corrupción, todavía está sin resolver legalmente quién era el tal “M. Rajoy” citado en los documentos incautados a los corruptos confesos. Pedro Sánchez tuvo que atravesar numerosas vicisitudes y dificultades, a veces patrocinadas por sus compañeros de partido y finalmente en 2018, triunfa una moción de censura de la que sale como presidente este candidato. A pesar de ser esta moción un instrumento previsto por las leyes y por lo tanto perfectamente legítimo, de inmediato fue calificado de “okupa” por la derecha. No daban su visto bueno a la izquierda y por ello le atacan incumpliendo la Constitución, impidiendo la renovación de los componentes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que lleva cinco años con la mayoría de sus miembros con un mandato expirado, porque no aceptan que se haga tal cual se hacía cuando gobernaban ellos. Claro que ellos copaban los puestos con sus amigos y no quieren que el PSOE pueda hacer lo mismo.

Está claro que lo correcto y legal sería renovar el CGPJ ya y después entrar en conversaciones los dos partidos para cambiar la ley que rige las designaciones; a ser posible con el mismo sistema vigente en los países democráticos de la UE.