08 mayo 2022

Cita previa

¿Hay alguien que no sepa lo que significa esto de "cita previa?, ¿hay alguien que no esté harto de esta práctica tantas veces injustificada?

Lo sabemos. Todo empezó con los servicios de salud, privados o públicos, en los que para la regulación de la afluencias a consultas se estableció la necesidad de contactar previamente con el servicio para conseguir una fecha en la que acudir al servicio o consulta.

Esa era la teoría, pero pronto resultó engañosa cuando a la necesidad de cita previa se añadió aquello que todos hemos podido observar en avisos locales: "la hora de la cita es simplemente orientativa", con lo que −a mí me ha ocurrido− una cita a las cinco de la tarde significa que finalmente somos recibidos en consulta a las nueve y cuarto.  

Por desgracia, cunde el ejemplo o, mejor dicho, cunden con facilidad los malos ejemplos. Todos sospechábamos que la pandemia nos iba a cambiar la vida, lo que no podíamos imaginar es que los bancos aprovecharan la oportunidad para darle la vuelta a lo que siempre fue un banco y transformar las agencias en una especie de despacho-en-el-que maltratar-al-cliente y de camino ser lo que no son. No es broma: yo he presenciado cómo una señora preguntaba cómo ingresar dinero y le contestaban que no sería allí porque en el banco no guardaban dinero (CaixaBank).

Imagine que va usted a la pescadería a comprar un kilo de salmonetes y le contestan que allí no hay pescado. Quién está mal de la cabeza, ¿el cliente o el dependiente? Con perdón, porque ahora un empleado de banco es un agente de banca. Es tan cómico que se me olvida lo principal: el caso es que llegué a la agencia −que anteriormente había pertenecido a otra entidad bancaria a la que se habían comido− y al entrar quedé desconcertado, porque aquello más que un banco parecía una cafetería. Consecuentemente con lo que digo más arriba no había ventanilla ni nada parecido, pero para compensar había unas mesitas con sillas en las que, supe después, se esperaba a que el agente de banca, resolviendo, supongo que permanentemente, asuntos financieros internacionales de importancia planetaria, pudiera recibirnos, más tarde de la hora que nos asignó en su momento.    

Se me olvida lo mejor; al entrar desde la calle, lo que había era lo mismo que hay en los restaurantes de cierto tronío: un atril donde una señorita nos preguntaba si teníamos cita, confirmándolo en unos papeles que tenía delante, antes de dejarnos pasar para evitar así que nos uniéramos al grupo de infelices que deambulaban confusos y desesperados por la pre-entrada, porque se habían acercado al banco sin la imprescindible cita previa. De chiste. El banco era ese que tiene el nombre en catalano-inglés; el que cobra por respirar.

El encuentro fue accidentado, creo que estoy cogiendo de nuevo un berrinche al recordar el episodio, así que paso a otro asunto.

El caso es que no hace mucho tiempo me acerqué a un local de reparaciones −Reparaciones Gómez o algo así− para ver si podían arreglarme un aparato y mi sorpresa fue enorme cuando el empleado me pregunta si tenía cita previa. ¡¡Yo había cometido el error de ir sin solicitar cita previa!! Menos mal que pese a mi pecado consintió en atenderme.

No hace falta que lo diga, en la junta municipal donde antes iba a resolver un asunto relacionado con el ayuntamiento, ahora no dejan ni entrar si no es con cita previa, que suelen conceder para quince o veinte días después de solicitarla. Ya no es aquello de vuelva usted mañana, ahora es vuelva usted dentro de dos o tres semanas.
 
Al día siguiente de publicarse esta entrada, mi esposa se ha ido a un consultorio médico cercano −a diez minutos en coche, al que vamos desde hace años en estos casos− para que le extraigan sangre para un análisis; iba en ayunas como es habitual. Cuando ha llegado no había nadie esperando y aun así le han dicho que ahora es precisa cita previa. Ha contestado que ya lo sabe para la próxima pero les ha rogado que la dispensaran de ese requisito en esta ocasión. Ha sido inútil; sin más explicación le han dicho que pida cita para otro día y ha tenido que marcharse sin conseguir nada. No volveremos a ese lugar afectado gravemente de citaprevitis.

Me pregunto, ¿hará falta cita previa para la panadería?, ¿y para la mancebía?