11 septiembre 2013

Esa historia del peñón


En una noticia sobre Gibraltar en la prensa digital he leído un comentario, enviado por un “llanito”, que decía algo que me fastidió porque resultaba ser dolorosamente cierto. A propósito de las tímidas medidas que España está aplicando a Gibraltar, este vecino del peñón decía que un país que ha soportado 40 años de dictadura sin hacer nada para sacudirse la opresión y que permite que el dictador muera de viejo en la cama, no puede asustar amenazando a nadie, diga lo que diga. Es cierto, llevamos siglos gritando y gesticulando a propósito de la reclamación sobre Gibraltar, pero siempre terminamos vacilando, o peor, siendo inconsecuentes.

Ya en otras entradas he dejado claro que no soy un patriota típico, pero es que este asunto parece, con los datos de que se dispone, un claro ejercicio de british-filibusterismo permanente mezclado con una tomadura de pelo y ya se sabe que los habitantes del peñón tampoco son demasiado amantes de las leyes. El truco es sencillo pero exitoso y ya lo aplicaron en otros lugares: se importa una población de aluvión de lugares lejanos y se les permite que, aprovechando la propia condición territorial, disfruten de un nivel de vida muy superior al que tenían en origen, sin hacer ascos a ninguna actividad que pueda reportar ingresos. Así se fabrica una población dispuesta a permanecer rabiosamente fiel a la metrópoli, algo que España –torpe gestora de sus colonias– nunca supo hacer.

Imagine que usted va con un amigo y en un momento dado va a pelear con otro tipo. Por ello le pide a su amigo que le sostenga la chaqueta mientras dura la bronca. Cuando la pelea finaliza, su amigo se ha escapado con la chaqueta. Esto más o menos es lo que ocurrió con el peñón tras la Guerra Española de Sucesión, en la que Inglaterra apoyó a una de las partes. Pero lo tristemente cierto es que todo eso ya fue y lo que persiste hasta nuestros días es el Tratado. Lo primero es dejar claro que no se puede pretender que el texto es anacrónico, pero sí basarse en él para mantener la soberanía. El Tratado es un todo y, o vale en su totalidad o no vale en absoluto.

He buscado ese texto prestando atención fundamentalmente al artículo X que es el que trata de la cesión de Gibraltar. Usted también puede encontrarlo en Internet de fuente fiable (texto en inglés o en español). En ese artículo, que es relativamente corto, se establecen las bases por las que debería regirse la existencia actual de la colonia.

Se dice al comienzo ”El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortaleza que le pertenecen”. La relación de espacios o propiedades cedidas es bastante detallada. Ni una palabra sobre cesión marítima, de manera que está claro a quién pertenecen las aguas que rodean la colonia, en contra de lo que sus habitantes y el Reino Unido pretenden. Para qué hablar de lo relativo al istmo en el que se encuentra el aeropuerto, del que se apropiaron aprovechando que los españoles andaban enloquecidos por el golpe de Franco y la guerra civil que le sucedió. Las pretensiones británicas son tan disparatadas que, según ellas, a la población fronteriza de La Línea prácticamente no le corresponden aguas territoriales propias (ver ilustración).

No vale tampoco el recurso a la Convención del Mar de 1982 ya que de una parte, España al firmar esa convención hizo una reserva explícita en lo referente a Gibraltar y de otra parte, la propia convención establece en su artículo 15 que lo acordado en cuanto a aguas territoriales no es de aplicación cuando se trate de territorios sobre los que estén planteadas reclamaciones históricas.

Volviendo al Tratado de Utrech, se dice “la dicha propiedad se cede a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra.”. No hay que ser un experto en derecho internacional para entender claramente que basta la voluntad de una de las partes para que la frontera –la verja– sea cerrada nuevamente, dejando como cosa del pasado aquella estupidez de Felipe González de abrir la frontera a cambio de nada. Yo propugnaría que se cerrara de nuevo, para que –entre otras cosas– quienes se han enriquecido con las actividades ilegales de la colonia y viven en Sotogrande (Cádiz) y cercanías vean interrumpida su confortable vida de delincuentes impunes, pero en general para acabar con el contrabando y con la actitud inadmisible de quienes se aferran a la soberanía británica en el peñón porque les supone un magnífico negocio, pero prefieren vivir en zonas cercanas de España y traspasar cada día la frontera. Por supuesto que la Unión Europea se opondría al cierre, pero podemos respetar a la unión tanto como ella nos respeta a nosotros, ¿no?

Se dice “Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender o enajenar, de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla”. Se entiende por lo tanto que en el momento que el Reino Unido decida desprenderse de la colonia, traspasando su soberanía a quienquiera que sea –incluidos sus propios habitantes– España tiene la oportunidad legal e incuestionable de ejercer lo que ese punto establece, es decir, el puro derecho de tanteo. Me parece que lo de “cualquier modo” no deja lugar a la duda y no vale aquello del respeto a la voluntad de los actuales habitantes, como no valió cuando se trató de la devolución de Hong Kong o Macao a China.

Cierto es que España no es China y por lo tanto el respeto que el Reino Unido nos muestra está bastante lejos del que le tiene a aquel país –más que respeto, miedo–, pero quizás es aquí donde la Unión Europea debería actuar, aunque me temo que en esta funesta unión se apresurarán a dar la razón en el contencioso a quien forma parte del núcleo de los más influyentes, no nos hagamos ilusiones, olvidando que sigue en pie la clasificación que la ONU hizo de aquel territorio como “pendiente de descolonizar”.


*Inicialmente, el enlace que incluyo al texto en inglés y español del art. X del Tratado de Utrech dirigía a una página de un nacido y residente en el Peñón, que estaba aparentemente convencido de que esos textos respaldaban las pretensiones de gibraltareños y británicos. Se ve que alguien le ha avisado de que no era eso lo aconsejable, que estaba metiendo la pata, y ha retirado ese contenido, por eso he tenido que redirigir a otro sitio web.

2 comentarios:

Victor dijo...

" En una noticia sobre Gibraltar en la prensa digital he leído un comentario, enviado por un “llanito”, que decía algo que me fastidió porque resultaba ser dolorosamente cierto. A propósito de las tímidas medidas que España está aplicando a Gibraltar, este vecino del peñón decía que un país que ha soportado 40 años de dictadura sin hacer nada para sacudirse la opresión y que permite que el dictador muera de viejo en la cama, no puede asustar amenazando a nadie, diga lo que diga "

Pues yo no estoy de acuerdo. Ese gibraltareño (ozú, ez que zoy británico) solo tiene metida en su cabeza, lo que los ingleses solo han querido que sepa, una historia mlitar (en este caso, la británica) que también ha tenido derrotas. Y no se puede generalizar con un pais entero,solo porque no se reveló contra un dictador. Nuestra historia es muy extensa para hacer referencia solo a eso. Yo diría también lo mismo de Cromwell, si no llegar a morir, Cromwell hubiera tenido durante años a Inglaterra en una dictadura ¿sabía usted eso? Nosotros no damos miedo simplemente porque desde la democracia, tenemos una clase politica con una idea muy equivocada del pacifismo; unos politicos impresentables, ladrones, corruptos, sin sentido del honor, del decoro y del patriotismo, mucho peores los dos últimos gobiernos, los de Zepataro y los de Marianico

Pero una guerra, y en el marco de la UE, sería impensable, aunque quisiéramos y pudiéramos. Cabe recordar que Reino Unido, sino es por su primo el de zumosol, o sea, la ayuda armamentistica de los yankees, la ayuda de logistica de Chile y Francia, que de alguna manera accedieron a sus deseos de no seguir vendiendo aviones y misiles exocet a Argentina, estuvieron a punto de perder aquella guerra. Menos lobos con el Reino Unido

Y si no asustamos a nadie, es por la clase de politicos pusilanimes que tenemos en este pais, sobre todo desde Zapatero hasta ahora. Eso sí, ladrones y golfazos como ellos solos

Mulliner dijo...

Lo primero, agradezco su comentario que resulta excepcional cuando son muy pocos los que se atreven a expresarse por escrito.

No se trata de pronunciarse sobre si son mejores los ingleses que los españoles, pero hay que admitir que ellos son más eficaces. No han tenido prácticamente guerras civiles (nosotros incontables)y esas guerras civiles fueron porque Cronwell fue cuando menos un revulsivo para aquel país y no duró 40 años como "nuestro" Franco. Al menos colgaron de una pica su cabeza y nosotros tenemos al dictador plácidamente enterrado en un monasterio.

Cierto que si no es por la ayuda de EE.UU. (recuerde, antigua colonia suya) y la complicidad de Chile y en menor medida Francia, no hubieran ganado la guerra de las Malvinas, pero lo cierto es que la ganaron arrasando. Trate de imaginar una antigua colonia española ayudándonos en un conflicto. Es impensable también una Commonwealth de España como la británica, nuestras ex colonias nos maldicen día sí y otro día también, incluyendo Guinea.

El hecho es que Gibraltar es británico y lo será por los siglos de los siglos, durante los que seguirán tomándonos el pelo. Todavía no he entendido cómo pudimos recuperar Menorca.