18 mayo 2017

Perseverancia

Creo que han sido dos las veces que he cerrado este blog y otras tantas las que he vuelto a abrirlo, no tanto por las peticiones de lectores horrorizados por tener que prescindir de esta enriquecedora lectura, como porque le he cogido cariño y tras 301 entradas publicadas y cercano a los 8 años de vida siento cierta resistencia a desentenderme de él.

Todo lo que hacemos en la vida lo hacemos esperando una recompensa o gratificación por ello; reconocimiento, agradecimiento, retribución económica, etc. Nada me recompensa por el cuidado de este blog, no hay casi comentarios de lectores −la remuneración del autor de un blog− y los que llegan suelen ser de amigos que se esconden tras el anonimato o pseudónimos vergonzantes e incluso uno, convencido de que no lo identificaré, me ataca más de una vez abroncándome porque he osado retocar alguna frase de alguna entrada después de publicada y su RSS le avisa como si fuera una entrada nueva, obligándole a perder su sagrado tiempo entrando a ver qué hay; vaya por dios. Por cierto, que los comentarios de este desquiciado lector me obligaron a establecer la moderación previa, en vez de publicarlos directamente.

Algunos de los que me leían por costumbre −y así les gustaba indicármelo en cada encuentro personal sin que yo se lo pidiera− me han castigado con su desaparición, posiblemente como expresión de desacuerdo con el contenido de mi blog, o porque ya no les gusta cómo digo lo que digo. Puede que yo sea muy susceptible, pero me he dado cuenta de que los más cercanos de quienes me leen casi me exigen una actitud de agradecimiento por tal esfuerzo.

Ningún problema. La lectura del blog es tan libre y voluntaria para los potenciales lectores como su escritura lo es para mí, así que aunque no prometo no volver a activarlo dentro de un tiempo −y desearía no hacerlo− lo cierro hasta nuevo aviso.

Mi agradecimiento a los pocos lectores habituales y mis disculpas por premiar así de mal su perseverancia y paciencia, las que yo no tengo.

No hace falta decir que volví a caer en la tentación de escribir en el blog, la diferencia es que esta vez no me preocupa la regularidad o la frecuencia. Incluso tengo entradas escritas que por pereza no me he molestado en publicar. Este blog es ahora una distracción ocasional y no una obligación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo siento mucho.
Angel