No es bueno ser pesimista, pero no era por pesimismo que yo estaba casi convencido de que iba a resultar ganador en esta contienda; sus opositores mostraban excesiva debilidad, falta de consistencia y excesiva improvisación. No me gustaba Kamala Harris y ahora que ha perdido confirmo esa convicción, parecía una mala presentadora de televisión, siempre con la carcajada en la boca. Porque lo peor tras el surgimiento de gente como Trump es que no hay con quien hacerle oposición, porque no se dispone de gente honrada, preparada, con ganas de ayudar en esta pésima ocasión.
Por descontado, no hay catástrofe alguna para los que ya están en su cuerda: Netanyahu, Meloni, Orban, Bolsonaro, Milei, actores secundarios como Abascal, Díaz Ayuso, Alvise, Farange… y otros cuyos nombres no se han hecho todavía populares. Ya lo serán.
El caso es que nos ha caído encima algo terrible y eso todo el mundo lo va a comprobar… cuando ya sea tarde. No hay más que repasar las ideas de este personaje sobre asuntos que nos preocupan a todos: nacionalismo económico, economía, inmigración, feminismo, homosexualidad y otros muchos. Y ya que estamos, ¿para cuándo los partidos de izquierdas europeos se darán cuenta de que siguen un camino equivocado y que le están poniendo la alfombra roja a los ‘Trump” de otros países? Al menos en los tres temas que forman la espina dorsal de la política del PSOE: inmigración, feminismo y homosexualidad. Cada día que pasa se oscurece el horizonte en lo relativo a la inmigración ilegal y parece que a nadie le llama la atención que la llegada de inmigrantes ilegales (ahora llamados migrantes, a secas), en especial a Canarias, se ha duplicado respecto del año anterior, ¿alguien piensa que es un fenómeno temporal? Porque no lo es.
Dicen que África tiene actualmente unos 1.400 millones de habitantes; una cifra que se duplica cada 27 años, ¿alguien piensa que los países de ese continente serán capaces de crear medios de vida para esa población o que seguirán convencidos de que su futuro es venirse a Europa? Algo parecido sucede en los países hispanos de América que aumentan de población de una manera enloquecida porque 6 u 7 hijos es una cifra normal para buena parte de ellos. En 1900 había 1.650 millones de habitantes en el planeta, en 1970 éramos unos 4.000 millones, actualmente unos 8.200 millones, ¿de dónde se va a sacar todo lo que estos seres necesitan para vivir, ¿es su único futuro emigrar a Europa y los EE.UU.?
Durante décadas, los presidentes de EE.UU. han tenido una presencia de personas normales, incluso siendo un chorizo como Nixon o un payaso como Reagan, nos tranquilizaba saber que en algún lugar había algún freno para limitar los desmanes de estos personajes. Ya se acabó y no se reprimen en sus hazañas, con una presencia personal peor que la de Tellado o Cuca Gamarra. Por eso, la única solución para tanto descerebrado es buscar vendedores de humo como Trump. Un delincuente, un mentiroso, un amigo de gente nada fiable: una maldición para los demás. Esperemos poder sobrevivir.