No sirve de nada saber que la leyenda negra es algo más que un mito y que la guerra psicológica ya se inventó hace siglos. Era una necesidad porque el Imperio Español arrasaba en el mundo y otros países necesitaban difundir una idea negativa del país: en el siglo XVI los italianos temían a España y veían necesario extender una idea negativa sobre todo lo que se refiriera a nosotros, había que popularizar la idea de que éramos un peligro para todos, quizás intentando tapar crímenes cometidos por ellos como el de Giordano Bruno, quemado en la hoguera por hereje.
Inglaterra, aunque por motivos diferentes, simplemente no quería desperdiciar la oportunidad de desprestigiar a su rival en tantas cosas y además tenía mucho que ocultar detrás de maldades ajenas. Además quería tapar la cantidad de personas quemadas en la hoguera acusadas de brujería.
Afortunadamente, en 2004 se abrieron los archivos secretos de la Congregación para la Doctrina de la Fe (conocida popularmente como Inquisición) siguiendo órdenes de Juan Pablo II, lo que dejó al descubierto el número de personas quemadas en la hoguera por acusación de brujería o causas semejantes (reproduzco tal cual ha sido publicado, excepto el comentario sobre Juana de Arco):
• Alemania: 25.000 (sobre 16 millones de habitantes)
• Polonia - Lituania: 10.000 (sobre 3 millones y 400.000 habitantes, respectivamente)
• Suiza: 10.000 (sobre 1 millón de habitantes)
• Francia: 4.000 (desde los siglos XV al XVIII)
• Reino Unido: 2.500 (¿alguien recuerda que fueron ellos los que quemaron a Juana de Arco?)
• Dinamarca - Noruega: 1.600 (sobre 970.000 habitantes)
• España: 49
• Italia: 36
• Portugal: 4
¿Dónde queda el terror implantado en España por la Inquisición? Pues sinceramente en muy mal lugar y es que los ingleses siempre nos superaron en eficacia a la hora de acabar con los enemigos. En lo que no nos han podido superar es en la existencia de “alvises” entusiasmados con injuriar a su propio país, que entonces podían llamarse Antonio Pérez, secretario de Felipe II, un magnífico creador y difusor de la leyenda negra.
La palabra Inquisición es asociada de manera natural con España, desconociendo el hecho de que la hubo en numerosos países y que la española no fue la primera ni la más sangrienta. Eso por no mencionar a otros tribunales, como los calvinistas, que juzgaban y ejecutaban en la hoguera a numerosas personas como a nuestro compatriota Miguel Servet al que quemaron allí por no aceptar lo estipulado sobre la Santísima Trinidad por aquellos fanáticos.
Es ya natural que cuando un español oye decir “muerte en la hoguera” piense de inmediato en la Inquisición española, porque ya nos hemos acostumbrado a oír y pensar que si alguien murió en la hoguera es a causa de algún español; como si hubiéramos estado presentes en tiempos de aquellas atrocidades. Quizás por eso hay ciertos políticos actuales a los que entusiasmaría someter a esa pena a su oponente, sobre todo aquel torpe que “no es presidente porque no quiere”.
Ya lo he contado en otra entrada no hace mucho. Un escritor dejó dicho “Oyendo hablar a un hombre, fácil es acertar dónde vio la luz del sol: si os alaba Inglaterra, será inglés; si os habla mal de Prusia, es un francés, y si habla mal de España, es español”.