18 diciembre 2024

El castigo de la hoguera

Si se le pregunta a cualquier español sobre este castigo, he comprobado que la mayoría arranca a hablar sobre la Inquisición española y sus terribles procesos. Siempre nos ha gustado hablar mal de España y parece que todos han leído a Allan Poe. No es así, porque la mayoría no lee, deben estar convencidos de que tocar un libro es pecado.

No sirve de nada saber que la leyenda negra es algo más que un mito y que la guerra psicológica ya se inventó hace siglos. Era una necesidad porque el Imperio Español arrasaba en el mundo y otros países necesitaban difundir una idea negativa del país: en el siglo XVI los italianos temían a España y veían necesario extender una idea negativa sobre todo lo que se refiriera a nosotros, había que popularizar la idea de que éramos un peligro para todos, quizás intentando tapar crímenes cometidos por ellos como el de Giordano Bruno, quemado en la hoguera por hereje. 

Inglaterra, aunque por motivos diferentes, simplemente no quería desperdiciar la oportunidad de desprestigiar a su rival en tantas cosas y además tenía mucho que ocultar detrás de maldades ajenas. Además quería tapar la cantidad de personas quemadas en la hoguera acusadas de brujería.

Afortunadamente, en 2004 se abrieron los archivos secretos de la Congregación para la Doctrina de la Fe (conocida popularmente como Inquisición) siguiendo órdenes de Juan Pablo II, lo que dejó al descubierto el número de personas quemadas en la hoguera por acusación de brujería o causas semejantes (reproduzco tal cual ha sido publicado, excepto el comentario sobre Juana de Arco):

•    Alemania: 25.000 (sobre 16 millones de habitantes)
•    Polonia - Lituania: 10.000 (sobre 3 millones y 400.000 habitantes, respectivamente)
•    Suiza: 10.000 (sobre 1 millón de habitantes)
•    Francia: 4.000 (desde los siglos XV al XVIII)
•    Reino Unido: 2.500 (¿alguien recuerda que fueron ellos los que quemaron a Juana de Arco?)
•    Dinamarca - Noruega: 1.600 (sobre 970.000 habitantes)
•    España: 49
•    Italia: 36
•    Portugal: 4

¿Dónde queda el terror implantado en España por la Inquisición? Pues sinceramente en muy mal lugar y es que los ingleses siempre nos superaron en eficacia a la hora de acabar con los enemigos. En lo que no nos han podido superar es en la existencia de “alvises” entusiasmados con injuriar a su propio país, que entonces podían llamarse Antonio Pérez, secretario de Felipe II, un magnífico creador y difusor de la leyenda negra.

La palabra Inquisición es asociada de manera natural con España, desconociendo el hecho de que la hubo en numerosos países y que la española no fue la primera ni la más sangrienta. Eso por no mencionar a otros tribunales, como los calvinistas, que juzgaban y ejecutaban en la hoguera a numerosas personas como a nuestro compatriota Miguel Servet al que quemaron allí por no aceptar lo estipulado sobre la Santísima Trinidad por aquellos fanáticos.

Es ya natural que cuando un español oye decir “muerte en la hoguera” piense de inmediato en la Inquisición española, porque ya nos hemos acostumbrado a oír y pensar que si alguien murió en la hoguera es a causa de algún español; como si hubiéramos estado presentes en tiempos de aquellas atrocidades. Quizás por eso hay ciertos políticos actuales a los que entusiasmaría someter a esa pena a su oponente, sobre todo aquel torpe que “no es presidente porque no quiere”. 

Ya lo he contado en otra entrada no hace mucho. Un escritor dejó dicho “Oyendo hablar a un hombre, fácil es acertar dónde vio la luz del sol: si os alaba Inglaterra, será inglés; si os habla mal de Prusia, es un francés, y si habla mal de España, es español”.

02 diciembre 2024

Cocinas y cocineros

Hay tantas cosas que repasar e intentar poner en su sitio que de verdad que se me amontonan los temas a tratar y solo mi pereza me impide estar todo el día dándole al teclado (aunque sea en vano). Les aseguro que cuando yo, y seguramente quien me lee, era niño, un cocinero era simplemente alguien que hacía comidas, más o menos sabrosas, pero comidas destinadas a ser engullidas; y se acabó. Ahora un cocinero en un señor más conocido e importante que un arquitecto o un juez, que gana más dinero y que más que hacer comidas realiza 'obras de arte' donde lo más importante no es el sabor, sino el aspecto de lo cocinado, un plato de diseño que no se parezca a los que usamos en casa: una hojita de no-sé-qué por encima, un chorrito de vaya-usted-a-saber-qué-cosa, un poco de mayonesa de albérchigo y una remuneración que ya querría para sí la mayor parte de los arquitectos.

Hace unos años, un amigo que presume de intelectual, me dijo en un aparte –como si se hubiera acostado con Putin− “mi hijo nos ha llevado a comer a DiverXo”, que, si no me equivoco, es el restaurante de ese que lleva el pelo como el penúltimo mohicano. A eso hemos llegado: a presumir de haber ido a un restaurante cuyo menú degustación cuesta actualmente 450€ por persona. No me dijo nada de que le hubiera gustado tal o cual plato, sólo le interesaba  vanagloriarse de haber estado en el restaurante de un exhibicionista, cuyo mayor mérito es asombrar a todos los catetos que hay por el mundo; que son muchos. Y de paso, presumir de hijo acaudalado.

Hay un cocinero –debería decir ex cocinero− que tenía un restaurante en no sé qué lugar de Cataluña (Ferrán Adriá se llama) y que cerró su restaurante de gran éxito para dedicarse nada menos que a la investigación culinaria. Todavía estoy esperando a que le concedan el Nobel “de algo”. Todo su triunfo deriva de que una revista o diario inglés calificó su restaurante como el mejor del mundo y todo el mundo, de inmediato creyó localizar el Paraíso en ese local. Los ingleses, para quien no lo recuerde, son esos que no saben ni hacer una tortilla, que comen porquería casi exclusivamente (atrévase con eso del fish and chips), los domingos roast beef, y que todavía se vanaglorian de su –falso− triunfo sobre la Gran Armada que ellos bautizaron burlonamente como la Armada Invencible; al año siguiente intentaron invadir España y se llevaron un sopapo del que todavía no se han recuperado. Son esos que siguen autotitulándose british empire, cuando en la actualidad son tan imperio como Imperio Argentina.

Es difícil encender la televisión y que no haya entre los canales normales al menos un programa de cocina, ¿de verdad interesa tanto o es un interés inducido? He comprobado que hay incluso algún canal de televisión dedicado exclusivamente a la cocina. Existe un concurso, que yo no he visto nunca y que es de origen británico, pero que tiene una audiencia muy numerosa: se trata de Master Chef y sus variantes (Junior, Celebrity, VIP, etc.), un programa que triunfa en todos los continentes habitados y más de 41 países. No se trata de que exista una pasión sin límites por la cocina, sino que ese amor es por salir en televisión y el éxito en redes sociales. ¿Se imaginan un niño de diez años amante de la cocina? Yo, por supuesto, no me lo creo, simplemente la motivación es esa ola, que empuja a todos los que no tienen muy claro qué hacer, a participar en una competición de gran resonancia entre esa clase de público. Ellos se crían y ellos se juntan. Amén.