17 febrero 2015

Adiós, crisis. Hola, mentirosos

El fin de la crisis que llevamos arrastrando desde hace bastantes años es como el punto G: algo de lo que todo el mundo habla, con lo que muchos parecen emocionarse, pero que nadie ha demostrado que sea real. Que el gobierno que sufrimos y sobre todo su presidente, no pare de proclamar que la crisis está prácticamente terminada no es más que otra de esas falacias a las que nos tienen acostumbrados.

¿Puede hablarse de ese final si tenemos con mucho el porcentaje de parados más alto de Europa y según dicen hasta los más optimistas, ese porcentaje no bajará del 20% hasta 2020 o 2021?, ¿de verdad ese porcentaje es un horizonte esperanzador para los españoles?, ¿es que no saben que hay casi 13 millones de españoles al borde de la pobreza o ya plenamente en ella?, ¿no les da vergüenza hablar de recuperación?  

Lo de que si no les da vergüenza por descontado que es una pregunta retórica, a estas alturas se sabe que la vergüenza es un sentimiento del que este gobierno y su partido carece totalmente, no porque yo lo diga, sino porque ellos se han tomado un gran esfuerzo por hacerlo evidente día tras día.

Tenemos muy mala memoria y desgraciadamente la poca que tenemos la gastamos en banalidades y en recordar la alineación de la selección española, pero quien lleva las riendas de nuestra economía, el actual ministro del ramo Luis de Guindos, es alguien que en 2003, cuando era secretario de estado de Economía en el gobierno de José María Aznar –de infausta memoria y esperpéntico presente– decía en 2003 que en España no hay burbuja inmobiliaria, sino una evolución de precios al alza que se van a ir moderando con más viviendas en alquiler y más transparencias en los procedimientos de urbanismo. Estaba claro que sabía por dónde andaban las cosas, todo un visionario.

Pero eso no es nada. Cuando era director para España y Portugal de Lehman Brothers, el banco americano que desencadenó la crisis y que en buena parte fue responsable de ella, dijo en 2008 que esa crisis no afectaría a España. De nuevo en toda la diana. Por menos que eso se ganó Zapatero fama de inepto, aunque todo el mundo recuerde lo de Zapatero –ya se ocupa el PP de rememorarlo cada vez que empieza a olvidarse– y nadie se acuerde de los espectaculares aciertos de ese profeta tan poco fotogénico. Estaría bien que se tuviera en cuenta que teóricamente es economista y que se mantiene en observatorio privilegiado para poder observar la marcha de la economía mundial.

Cuando estalló la crisis, todo el mundo se quedó espantado, hasta los propios pretorianos del liberalismo económico, y fue nada menos que el entonces presidente francés Nicolás Sarkozy el que afirmó rotundamente que el capitalismo debería de ser refundado. ¿Alguien ha oído decir algo acerca de esa refundación? Creo que confundió refundación con reforzamiento.

Pero no hay problema, en España tenemos memoria de pez –¿de verdad esos animalitos la tienen tan mala?– y cada semana se nos olvida lo que se ha dicho la semana anterior, quizás porque las novedades son tan potentes que arrasan con lo previo. No obstante, ¿se acuerda alguien de aquellas decenas de miles de millones prestados a la banca, que Rajoy prometió cien veces que serían devueltos hasta el último céntimo?, ¿menciona alguien los casi treinta mil millones sacados por el gobierno del Fondo de Reserva de las pensiones, al tiempo que se ufanan de ese misérrimo 0,25% de incremento de las pensiones que va a persistir durante años mientras nos recuerdan que Zapatero las congeló un año?

Un Charlie Rivel sin gracia
Ahora tenemos otro episodio de Bankia, la historia interminable. Se calcula que supondrán unos 600 –o más millones las indemnizaciones por su fraudulenta salida a Bolsa, pero el estado permite que la entidad asuma sólo 260 y el resto lo pagamos los españoles –a través del FROB–, como siempre. Y Bankia seguirá declarando beneficios... 

No está de más recordar que el gran escándalo económico del franquismo, el que se conoció como caso Matesa, supuso en su día el equivalente en pesetas de 60 millones de euros. Una fruslería que debe producir carcajadas a Blesa o Rato.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esas fotos del ministro ¿quién te las proporciona? ¿Alguna novia despechada? Me refiero, obviamente, a una novia suya, no tuya.
No quiero ni pensar las que tendrás del Sr. Montoro o de la Sra. Camacho, por hablar de dos de los más fotogénicos políticos actuales.
Un saludo
Angel

Mulliner dijo...

En éste (y en casi todos los gobiernos) hay miembros con cara de imbécil, otros que lo son, y algunos que reúnen ambas cualidades. Creo que eres injusto con el señor Guindos: cierto que el señor Montoro no destaca por su mirada inteligente, pero creo que a todos los supera este chollo para los fotógrafos llamado Guindos, seguido muy de cerca por el propio Rajoy. Luego despuntan Fátima Báñez, Montoro, Wert y otros, pero a cierta distancia.