17 febrero 2021

De la música a la nada

Desde un enlace en no-sé-qué artículo de un diario he ido a caer en un vídeo de YouTube que contenía diversos pasodobles interpretados por la Deutsche Radio Philharmonie. Tengo que advertir antes de nada que estoy −y estaba− muy lejos del típico maduro que de siempre ha ondeado una bandera al escuchar música española, pero lo cierto es que me he emocionado al contemplar la interpretación de esos pasodobles con un virtuosismo admirable; puede que se conmoviera hasta un gallego. La duración total era de tan solo algo más de doce minutos, pero dio tiempo a interpretar esas obras maestras que son El gato montés, España cañí y algunos más que no recuerdo, incluido uno poco conocido por mí que se llama Gerona, escrito tal cual (en castellano). Quizás deba advertir que la música que más me gusta y escucho desde que era casi un niño es el jazz y allegados.

No he podido evitar pensar que cuando desaparezca mi generación, casi se puede apostar que desaparecerá cualquier admirador de aquella música porque, sencillamente, no se conoce y su entorno natural, las corridas de toros, está próximo a la extinción. Tengo bastante certeza de que a la casi totalidad de los menores de cuarenta años ni les suenan semejantes reliquias.

Inevitablemente me ha venido a la memoria mi abuela materna, que era profesora titulada de piano −no ejerciente−, tocando y cantando en casa con una voz delicada obras de ese estilo y piezas de zarzuela. En fin, no se valora lo que se tiene, simplemente se añora cuando se pierde. ¡Lo que yo daría por escuchar ahora aquellas interpretaciones!

El caso es que después de escuchar esos pasodobles, Youtube me enganchó −como creo que suele hacer− a otro vídeo de fragmentos de zarzuelas tocadas también por una orquesta alemana o austriaca −da la impresión de que son las únicas que ahora interpretan esas piezas− cantados por Plácido Domingo y una soprano llamada Ana María Martínez −elegante, atractiva y muy buena intérprete− que según descubrí buscando en Internet, es puertorriqueña.

Cuando era joven consideraba la zarzuela cosa propia de gente rancia a la que gustaba la música rancia. Ya hace años que me di cuenta de que ese género incluía piezas verdaderamente geniales, así que disfruté enormemente escuchando aquello y viendo cómo era aplaudido por el público germano. Creo recordar que era bueno ser joven, pero ¡hay que ver la cantidad de cosas que se desprecian por pura ignorancia y soberbia!

En el repaso que hago diariamente a media docena de periódicos, vi a continuación un titular que me llamó la atención: "Las 20 canciones más escuchadas en España en 2020" y pinché el enlace por supuesto que convencido de que no conocería ninguna de ellas porque no escucho la radio y esquivo cuidadosamente los programas "musicales" de televisión. Cada canción tenía un texto de unas diez líneas que la comentaba y el correspondiente vídeo, así que me dispuse a darle una vistazo a todas ellas, para tener una idea de cómo anda el asunto musical entre los jóvenes.

Supongo que no hace falta decirlo: de las diez canciones, nueve eran eso que llaman reguetón, interpretados por lo que deben ser figuras del autotune españoles e hispanoamericanos y la décima obra maestra era interpretada por una australiana en la que deposité mi esperanza de escuchar algo que mereciera la pena, no en vano los hermanos Gibb −los Bee Gees−  eran de allí, pero no era el caso; la australiana tampoco valía nada. Como oí decir el otro día a alguien, ¿te acuerdas de cuando se cantaba música y era tocada con instrumentos?

Ese nombre de reguetón −reggaetón para los más iletrados− me parece perfectamente elegido, pues a lo que se refiere no es reggae ni es nada y de eso va lo que ahora gusta: nada.

Hasta ahora yo consideraba el reguetón como un producto efímero y destinado a los que no saben ni lo que es la música. Lamentablemente está durando más que una simple broma y se ha impuesto casi en exclusiva en el gusto de los jóvenes, avanzando el nivel de los que mañana dirigirán el país, el mismo país que produjo toda esa música de la que hablaba al principio.


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