14 abril 2021

No entiendo nada

Hace ya bastantes años a los franceses les dio por colocar delante de los adjetivos (y otros) el aumentativo "hiper". Mareaba que todo fuera hiper... después supe que fue un uso que empezó en las escuelas y rápidamente se extendió a los adultos. Ignoro si actualmente continúan con esa costumbre, pero me temo que sí porque las memeces suelen ser persistentes.

En España nos contagiamos rápidamente del vicio gramatical, pero como carecemos de aquello de la grandeur fuimos más modestos y nos conformamos con lo de «super», aprovechando que ya existían palabras con ese comienzo en nuestra lengua y no pasaba nada: superfluo, superior, superficie, etc. (pero no es lo mismo). Esta costumbre también comenzó a extenderse entre niños y adolescentes y, al igual que en Francia, los adultos lo adoptaron como suyo. Hoy es imposible escuchar lo establecido en la gramática, porque todos adoran lo de super.

Nuestra lengua pone a nuestra disposición tanto el adverbio 'muy' como el sufijo '-ísimo' para formar el grado superlativo de un adjetivo, pero eso no debía parecer bastante −ni suficientemente moderno− y todo el mundo eligió lo de superbueno, superlejos, superbonito, etc. prescindiendo de lo que había sido un uso normal durante siglos. Inocentemente creí que sería una moda pasajera, pero lleva ya más de 25 años y no tiene trazas de desaparecer, entre otras cosas porque la mayoría debe haber olvidado totalmente que dispone de aquello de 'muy' y '-ísimo'. Si lo de "súper" hubiera sido sugerido (no digamos impuesto) por la RAE, habríamos tenido manifestaciones y disturbios, pero...    

Ya puestos a imitar a los franceses, observamos que ellos para decir "hoy" emplean nada menos que "aujourd'hui" y aquí decidimos que lo nuestro sabía a poco y por eso una mayoría decidió abandonar esa sencillez y decir en su lugar 'a día de hoy', exacta traducción del francés, mucho más molón que las tres letras de siempre.

Lo he dicho muchas veces: hasta los pasados años 90 la mayoría de los españoles hablaba haciendo la debida distinción entre "oír" y "escuchar"; un esfuerzo mental mínimo. Quizás hayan sido los erróneos planes de enseñanza, quizás una pandemia no percibida ni denunciada, quizás el contagio de nuestros 'hermanos' americanos, casi de repente el verbo oír se extinguió y fue sustituido por escuchar. Y digo pandemia porque lo más curioso es que nadie recuerda cómo hablaba antes. Incluso el otro día viendo el noticiario en la televisión, se reproducía una escena en la que hablaba no sé cuál político norteamericano; pude oír cómo el político decía claramente en su discurso 'I heard' y aquí se subtitulaba con todo desparpajo como "escuché". Está claro que el problema lingüístico de los españoles no es que no se sepa inglés; el problema −muy grave− es que no se sabe español. Aquí los disparos, los truenos, las explosiones, los frenazos, etc. no se oyen: se escuchan. Si falla la cobertura o la línea telefónica se dice "no te escucho bien" y tan tranquilos. Sin remordimientos ni bochorno.

El otro día vi un titular en 'Diario de Sevilla', firmado por un catedrático de Historia Medieval de la Universidad de esa ciudad, titulado "Vindicación sevillana de un rey santo: Fernando III". Quizás deba recordar que ese santo es el que expulsó a los moros de la ciudad en 1248 incorporándola al reino de Castilla y que por ello no sé si querido, pero siempre ha sido un personaje respetado, bastante considerado y hace siglos canonizado. Lo curioso es que según el diccionario de la RAE 'vindicar' es «Defender, especialmente por escrito, a quien se halla injuriado, calumniado o injustamente notado». ¿Alguien había injuriado a Fernando III? Ni hablar; simplemente el catedrático ignoraba lo que decía y sustituyó el verbo 'reivindicar' por 'vindicar', asumiendo que dado el parecido, venían a significar lo mismo y de camino se mostraba más moderno, críptico y original que cualquiera. Nadie en el periódico se dio cuenta de la memez, algo normal en ese diario.
 
Hace pocos días el diario "El Mundo" decía en un titular y más tarde en el texto, que no recuerdo qué personaje había sido puesto 'contra la espada y la pared' en lugar de 'entre la espada y la pared'; ¿qué imagen les trae aquella disparatada expresión?, ¿espachurrar a alguien contra la pared y encima arriesgar sacarle un ojo con la espada? No tiene nada de extraño, la vocación mundial de este diario no le permite perder el tiempo para conocer la lengua local, por ello sus disparates gramaticales y faltas de ortografía son frecuentes.

La última es más una sorpresa que una queja sobre el lenguaje cotidiano. Resulta que durante muchísimos años en España dábamos el nombre de 'tráiler' −aparte de a cierto tipo de camión− a eso que anteriormente se llamaba 'avance' que en realidad significa según la RAE, «m. Cinem. Fragmentos de una película que se proyectan antes de su estreno, con fines publicitarios». Heráclito debería estar pensando en los españoles cuando dijo −más o menos− eso de 'Todo cambia, nada permanece'. Así es y ahora al tráiler/avance se le denomina 'teaser'.

Se lo había oído decir a alguien cercano y pensaba que era una originalidad suya, pero hace un tiempo que voy viendo contantemente el palabro en la prensa hasta el punto de haber desahuciado a lo que usábamos antes. Ya lo saben quienes no estén al tanto: 'teaser' (pronúnciese tíser). De nada.  

*Y ya que estamos, apostaría que nadie ha relacionado la ilustración con el contenido de la entrada así que lo aclaro: resulta que tradicionalmente se afirma que el rey de espadas es la representación del rey Fernando III el Santo. Ni quito ni pongo.

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