01 agosto 2019

PSOE y Podemos: antagónicos ‒por suerte‒ (y 2)

Me va a costar exponer mi punto de vista sobre Podemos, aunque me lo facilita bastante las declaraciones del pasado 25 por la mañana de su portavoz Ione Belarra.

Aunque argumenta que la última propuesta del PSOE no la tienen por escrito ‒algo que no debe extrañar en unas conversaciones de urgencia‒ en cualquier caso el quid de la cuestión es que les parece poco lo ofrecido por los socialistas: una vicepresidencia para esa mujer, Irene Montero, cuya mayor experiencia de gobierno ha sido la de ex-cajera de una filial de Media Markt y lo de esposa del líder. Las atribuciones que se les ofrecen abarcarían Igualdad, Empleo, Vivienda y Sanidad. Esta Evita Perón de tercera no lo juzga suficiente para su enorme talla de estadista.

Su portavoz lo deja claro: quieren cargos que les permitan aplicar sus políticas porque desconfían del PSOE ‒el que ganó las elecciones‒ y quieren que las cosas se hagan a su modo, por eso sus peticiones iniciales eran Economía, Agencia Tributaria, Sanidad, Trabajo y Seguridad Social, Transición Energética y Medio Ambiente, Ciencia y Universidades. Tras esta cesión de competencias el PSOE disfrutaría de todo el tiempo del mundo para dedicarse a otra cosa, porque gobernar, no gobernaría. En resumen: Podemos quiere que el PSOE le entregue lo que no han logrado en las urnas, es decir, el gobierno del país.

No sé cómo se podría compatibilizar las políticas de gasto más que generosas de Podemos con los ingresos reales del Estado. Sería Podemos quien dispondría y el PSOE el que tuviera que bregar con la realidad y dar la cara en Bruselas. ¿Se imaginan a Iglesias o Montero codeándose con Merkel, Macron, etc.?

Por debajo de todo subyace la desconfianza mutua entre Sánchez e Iglesias y yo lo entiendo, ¿cómo meter en el gobierno ‒en casa, podríamos decir‒ a quienes son solo unos atolondrados extremistas a los que cuesta pronunciar la palabra España empleando en su lugar eso de "estado español" que tanto gusta a los independentistas y raritos? No se trata de adaptar nuestro comportamiento a los gustos de fuera, pero ¿se imaginan los problemas que pueden suponerle al gobierno esa alianza con Podemos de cara a Europa y al mundo en general?, ¿cómo confiar en quienes desde su radicalismo, hace unos meses que se empeñan en acabar con el castellano feminizando los plurales, pese a que esta lengua y todas las que provienen del latín usan el masculino en los plurales de género no marcado?, ¿han oído a todas las mujeres ‒y algún hombre también‒ de ese partido empleando únicamente el plural femenino sin sonrojarse? A cualquiera que hable o conozca nuestra lengua, nuestra gramática, eso de Unidas Podemos le tiene que producir entre risas y escalofríos.

Para finalizar, ¿cómo se tomarían los votantes del PSOE ese entreguismo a los de Podemos, al partido que quiere cargarse al PSOE?

Lo cierto es que la investidura ha fracasado ‒cuarta ocasión en que Podemos impide un gobierno socialista‒ y no se vislumbra una solución que no pase por nuevas elecciones. A saber cómo se lo tomarán los votantes, pero yo también prefiero un gobierno sin extraviados. Y si no puede ser ‒qué se le va a hacer‒, nuevas elecciones.

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