16 marzo 2020

El matrimonio fugaz

En la vida de muchas personas hay episodios que podrían calificarse de pintorescos o inusuales. Para mí uno de los más desconcertantes es el que yo llamo «matrimonio fugaz». Me contaban el otro día uno sucedido no hace mucho: una pareja convive durante cuatro años al cabo de los cuales deciden casarse, con iglesia y todo. Transcurrido menos de dos años, ella encuentra que la cosa le aburre, que le divierte más compartir horizontalidad con otro elemento masculino y... se acabó. No sé detalles, pero imagino que se quedará con la vivienda y no con los hijos porque no los hay. Ella es de admirar porque no se ha permitido denunciar a su marido por malos tratos, ya se sabe que le habría reportado beneficios.

Hace ya bastantes años, conocí de cerca un caso similar. Convivencia de un par de años, la madre de él −católica casi integrista− no ve con buenos ojos esa vida en pecado y ellos, que se sienten seguros de su amor, tratan de complacer y deciden contraer matrimonio; también con iglesia, donde yo mismo estuve presente. A los pocos meses... ¿hace falta que lo diga? 

Un tercer caso. Él, viudo y desconcertado, conoce a una mujer −también viuda, doce años menor que él− que literalmente se le echa encima, hasta el punto de que en la segunda salida ella "aprovecha" que están en un pub y comienza a besarle inicialmente por el cuello, después... sigue. En la siguiente salida, podría decirse que ella lo viola, aunque es cierto que él no presenta excesiva resistencia y ni se le ocurre lo del «no es no». A los dos años de relaciones deciden casarse −por la Iglesia, ella era muy católica− y a los tres años del matrimonio ella decide separarse, sin aportar una razón que explique esa decisión. Tengo que pensar que se cansó de hacerlo con el mismo.

Sería inútil citar más ejemplos pues todos vienen a ser lo mismo. Según se afirma, antes la gente se casaba por intereses, por desesperación, por aburrimiento, lo que fuera; pocas veces por eso que hemos dado en llamar «amor romántico» y el caso es que eso unido a la inexistencia del divorcio sucedía que mal o bien los matrimonios duraban y duraban...

Creo que en los últimos tiempos el cine, la televisión y hasta la literatura −¡hay gente que lee!− han creado falsas expectativas y son muchísimos los que se casan pensando que todo va a ser eterno, que han encontrado su unicornio y que van a disfrutar hasta la muerte. No han leído que el enamoramiento dura poco, un par de meses hasta un par de años como mucho. Que hay que buscar otros argumentos que animen a permanecer juntos incluso disfrutando de esa situación. La alternativa es darse de narices con la realidad y abandonar todo intento; o probar una vez, y otra, y otra... arrastrando a esos posibles hijos de un matrimonio a otro y llegando a juntar una bonita colección de hijos de distintos progenitores.

En tanto, la mujer puede aprovechar una legislación que la favorece para desplumar y hundir al ex marido. Es una posibilidad para combatir el aburrimiento y la descapitalización.

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