Desde antes de ganar las elecciones, ya me sorprendió el talante de Milei, pero me tranquilicé pensando que nunca saldría elegido. Me equivoqué y eso da una idea de la valoración que los argentinos hacen de la gestión de los antecesores, ¿tan disparatado era el kirchnerismo?, ¿tanto daño causó como para preferir a alguien que está claramente trastornado?, ¿son los gobiernos anteriores los culpables de la actual situación o son los propios argentinos?
Su estilo a base de agitar una motosierra y terminar sus lemas diciendo siempre “carajo” da una idea de hasta qué punto vive en otro mundo, prescindiendo de todos los usos que hasta la fecha eran la tónica, y eso no es precisamente una virtud, sino la muestra de que todavía no se habían alcanzado modales simiescos; en ningún caso, hasta donde yo conozco.
No me gustaron, por inoportunas, las palabras del ministro Óscar Puente acerca de este personaje, aunque estoy seguro de que nadie se ha molestado en mirar en el diccionario el significado de la palabra “sustancia”, que fue lo que pronunció. En ningún caso nada que justifique llegar a un país que no es el propio, recibir atenciones y seguridad (aterrizó en la base de Torrejón, por aquello de la privacidad) y dedicarse a ampliar lo que ya tenía dicho acerca de los políticos socialistas del mundo en general y de su periferia en particular, ampliando la ofensa hasta el punto de acusar a la esposa de Pedro Sánchez de estar imputada en varias causas judiciales, cuando hasta el momento no está en ninguna. Nadie que yo sepa se ha atrevido a insultar a Melania, la esposa de Trump, ni a familiares cercanos o parejas de ningún líder político. Pero claro está, eso no afecta al hombre que se considera a sí mismo representante mundial de la libertad y que afirma sin sonrojo que todos los dirigentes políticos y empresariales del mundo están deseando entrevistarse con él.
Es cierto que choca que los argentinos hayan elegido a este perturbado para dirigir el país, pero no hay que extrañarse en exceso teniendo en cuenta el comportamiento de Abascal y Feijóo en relación con este episodio. Hay una palabra −lealtad− que ahora muchos prefieren no recordar aunque exista el vídeo donde en ocasión similar, cuando Chavez faltó el respeto a José María Aznar, el ex presidente Zapatero salió en su defensa (vídeo) argumentando que era una persona a la que los españoles habían elegido en su momento. Nada de eso importa a Feijóo –de Abascal no merece la pena ni citarlo− que no tiene empacho ninguno en ponerse del lado de quien ataque a Pedro Sánchez, con razón o sin ella; tiene la misma dignidad que una cucaracha.
La palabra lealtad y su significado han tenido siempre una importancia extrema en mi entender, porque con el debido contrapeso de la justicia, es lo que diferencia a un ser humano de un roedor, pero Feijóo ha decidido seguir un comportamiento que provoca que hasta echemos de menos a Fraga Iribarne, del que cuesta creer que pudiera llegar a esos extremos de miseria.
Según parece, Milei, tan chulesco que produciría envidia hasta en un habitual tabernario, ha manifestado su intención de volver a España este mes de junio, intentando provocar una respuesta acorde con su propio comportamiento, porque no es cierto eso de que “dos no pelean si uno no quiere”. Espero que no se le preste atención en ningún sentido: nada de aterrizar en Torrejón y nada de cuidar de su seguridad y a ser posible nada de prensa, si alguien quiere decirle o hacerle algo, que lo haga, aunque lo mejor será que lo declaren persona (?) non grata.
Lo que me deja atónito y desconcertado es que haya quienes sean capaces de defender a Milei, siendo este un espécimen claramente apartado y diferenciado de la especie humana. Es un apestado, alguien que en condiciones normales debería ser internado en un psiquiátrico. Los argentinos tienen un problema colectivo grave cuando su líder es alguien que afirma, en una entrevista de la televisión de su país, que otros le tienen envidia porque saben que él es el presidente más popular del mundo.
Que hablen de mi, aunque sea mal. Este señor, por llamarlo de alguna forma, es un loco y estas nuevas redes sociales, tienen la culpa de que este tipo de personajes lleguen donde llegan, el caso más cercano es el de Álvarez Pérez, todo un ejemplo de como está o como funciona la sociedad y parte de la juventud actual.
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