01 junio 2014

Políticos de fabricación nacional

Son muchas las veces que aquí o en discusiones en otros foros sostengo que me parece un error tremendo esa insistencia de muchos en afirmar que los políticos en España son mediocres, o sinvergüenzas, o corruptos, o lo que sea de cualquier maldad, simplemente porque la percepción que se extiende es que los políticos son extraídos de algún lejano yacimiento y que la ciudadanía se indigna al descubrir que no responden a las expectativas de pureza, honradez y eficacia que todos desearíamos encontrar en ellos.

Un error, en primer lugar, porque no cabe extrañarse de que si todos los días gritamos que todos los políticos son esto o lo otro, lo lógico es que sólo se metan en política los que son esto o lo otro y no personas rectas e inteligentes como somos nosotros. No entiendo que si cada día tropezamos con sacerdotes, abogados, fontaneros, arquitectos, dependientes de comercio, empleados de banca, urdangarines, etc. que son unos sinvergüenzas, sin que manifestemos extrañeza, nos escandalizamos cuando surge un José Luis Bárcenas, un Francisco Camps, una Esperanza Aguirre, un Oriol Pujol, etc.

¿Creen que habría corruptos si supieran que tras descubrirlos nadie votaría una lista electoral que los incluyera?, ¿cuántas personas se paran a pensar que si los políticos son una vergüenza es porque los ciudadanos somos una vergüenza? Parece que muy pocos, aunque hace pocos días he podido descubrir que no estoy solo en esta apreciación, pues he leído las declaraciones de un famoso actor italiano llamado Toni Servillo, protagonista de la película italiana La gran belleza que el año pasado ganó el Oscar a la mejor película extranjera y ahora de moda porque es el protagonista de otra película llamada Viva la libertad estrenada estos días. Además ha venido a España para presentar esa película y también para unas representaciones teatrales que según leo tenían agotadas las localidades desde hace meses (¿cómo se entera la gente con meses de anticipación de estas cosas?). Este actor ha dicho que «Los políticos son mediocres porque también los electores lo son» y como eso coincide con mi propuesta lo traigo aquí como apoyo a mi tesis, que es lo que siempre se hace cuando alguien de más renombre que uno mismo coincide con lo que uno se harta de proclamar sin ser escuchado.

Para reforzar lo que afirma, Servillo se pregunta cómo pudo ser elegido Berlusconi presidente del Consejo de Ministros italiano si no es por el voto de tanto italiano mediocre. De igual manera yo me pregunto cómo ha podido ser elegido por mayoría absoluta un tipo tan mentiroso y mediocre como Mariano Rajoy si no es porque el electorado está formado fundamentalmente por mediocres deseosos de ser engañados.

Hay ilusos que piensan que toda esa nube de nuevos partidos que están surgiendo traerán consigo una oleada de honradez y buen proceder que renovará el panorama político, sin darse cuenta de que esos partidos terminarán como los demás –¿se acuerdan de cuando el PSOE presumía de honradez?– porque inevitablemente si tienen éxito empezarán las tentaciones y además acudirán de inmediato los golfos. Un partido de éxito en las urnas atrae a los indeseables como «eso» que sabemos atrae a las moscas. En mi opinión cualquier renovación política debe pasar previamente por un auténtico cambio social –que ser honrado vuelva a ser una virtud– y más nos vale depurar a los partidos que ya existen que andar inventando lo que no sabemos cómo va a resultar. Puede que muchos no se acuerden, pero en Italia hace no tantos años los partidos que partían el bacalao eran la Democracia Cristiana y el Partido Comunista. Ahora esos desaparecieron y en su lugar surgieron joyas como esa Forza Italia, Liga Norte, Partido Democrático o Movimiento 5 Estrellas. ¿Se arregló algo con la innovación?

No nos hagamos ilusiones, la derecha posible en España es el PP o CiU y la izquierda que nos podemos permitir es el PSOE o IU. Exijámosles un cambio y si no somos capaces, a callar.

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