23 diciembre 2015

Pasen y vean: es gratis

Holograma de C-3PO (sin armadura) junto a R2-D2
El 24 de febrero de 2015, decía Rajoy a Pedro Sánchez en el Congreso: «No vuelva usted aquí a hacer ni decir nada, ha sido usted patético», dejando claro lo que todos sabemos: el PP y sus cabecillas están convencidos de que son los propietarios de lo que llamamos Congreso de Diputados, su cortijo, y que sólo gracias a su infinita generosidad permiten que algunos que no les son afines tomen asiento en el lugar. Ya en diciembre de 2005, Rajoy calificó a Zapatero en el Congreso de «bobo solemne», empleando una vez más esa descalificación que tanto les gustaba, olvidando que aparte de que Zapatero no es bobo ni imbécil –quizás poco arrojado a veces–, debían reprimirse el uso de esas expresiones teniendo en cuenta  que en sus filas hay al menos un personaje al que el apelativo le viene como un guante: se llama Aznar, y recordemos que no conviene nombrar la soga en casa del ahorcado.

El 13 de enero de 2005 en un mitin en Toledo, Rajoy calificaba a Zapatero de «indigno y cobarde», menos mal que tal día como hoy, hace exactamente 10 años y tras nuevos insultos, aclaraba «no es mi intención molestar, pero mi obligación es decir la verdad y no voy a renunciar a ello»; una persona cabal, ¿no? Ahora se escandalizan y sorprenden de que se emplee con el de los ojillos extraviados una dosis mínima de su propia medicina. Con una pequeña diferencia: lo de bobo, patético y demás es claramente algo no mensurable y por lo tanto subjetivo e indemostrable, mientras que indecente [DRAE- Del lat. indĕcens, -entis. 1. adj. No decente, indecoroso] aplicado al sujeto está debidamente documentado en el juzgado y lo tenemos bien fijado en la libreta de un tal Bárcenas y aquel SMS (Luis, sé fuerte). ¿Se imaginan al presidente Herbert Hoover enviando un mensaje a Capone a la prisión de Alcatraz diciendo «Alfredo, sé fuerte»?

Cambio de tercio. La Generalitat de Cataluña ha dado 97.000€ de subvención para el doblaje al catalán de la última película de Star Wars. El problema es que los pases previstos en Cinesa Diagonal Mar de Barcelona –como ejemplo– son 50 en castellano y 6 en catalán y por toda Cataluña la cosa anda en proporción parecida. Va a ser difícil amortizar ese gasto con el escaso interés en presenciar la película en catalán, lo que a mí al menos me produce cierto desasosiego, porque no entiendo ese rechazo a todo lo español de buena parte de la población y ese amor mayoritario al idioma castellano en la cinematografía. Hay que suponer que si algún día disfrutan de esa república catalana que tantos ansían –como otros la república española–, van a tener cine en catalán por un tubo. Una pena, porque Cataluña es de las comunidades donde mejor se habla el castellano.

Y a propósito del estreno de la séptima película sobre el asunto este de las galaxias, recuerdo que cuando vi la primera simplemente fui con un amigo –estábamos pasando unos días en Logroño y nuestras mujeres se negaron a ver “eso”–, la verdad es que nos divirtió y ahí quedó todo. Ahora no, ahora la productora –maldita Disney– tiene calculado con exactitud cuántos espectadores va a tener a escala planetaria, cuánto dinero se va a recaudar y los espectadores, al menos en los primeros pases, son cacheados para evitar que escondan ningún aparato grabador y son obligados a dejar su móvil en el guardarropa. Han cambiado los usos de las productoras y, lo peor, ha desaparecido la dignidad de los ciudadanos que soportan cualquier maltrato con tal de asistir a eso que tanto les subyuga. Conste que seguramente veré esa película, cuando haya pasado a ser sólo una película y no una oportunidad para que tanto friki y descerebrado dé rienda suelta a lo que ocupa su espacio craneal, allí donde algunos tienen el cerebro. Sinceramente, me cuesta entender que personas hechas y derechas anden como abducidos, se coloquen tanto disfraz y se pinten la cara sin ser carnavales.

Tercio de muleta. ¿Quién dijo que los andaluces son exagerados? Jorge Fernández Díaz (vallisoletano criado en Cataluña), ministro de Interior, afirmó en un debate entre candidatos catalanes en TV-3 que «el 77% de los contratos firmados eran indefinidos» y añadió «si no es verdad, que mañana me corten la cabeza». Según el Servicio Público de Empleo Estatal, en noviembre, en el total de España representaron el 8,2% y en Cataluña, el 12,3%. Hay que darle gusto al personaje, ¿algún voluntario como verdugo? (aviso, será un contrato de sólo horas, como la mayoría).

2 comentarios:

Alfonso GLD dijo...

¿Nos aclaras lo de C-3PO?, porque lo de "sin armadura" se entiende.

Mulliner dijo...

Pues como no me aclares lo que quieres que te aclare... de verdad que no sé a qué te refieres.