31 mayo 2016

San Martín y el mendigo

Pobres y rumbosos
Hay un cuadro de El Greco no muy conocido en España porque, ignoro cómo, ha ido a parar a los EE.UU., y en el que puede verse a un caballero con rica armadura y montado en un imponente caballo blanco, en el momento en el que, cumpliendo lo que la leyenda cuenta, le cede a un mendigo la mitad de su capa.

Escribo esto porque viene a cuento de lo que estos días viene sucediendo en nuestro entorno. Qué digo, no estos días sino meses llevamos hablando de los archifamosos refugiados y de la necesidad de acoger a todos los que sea necesario, faltaría más. Hacemos honor a esa historia del hidalgo que no tiene para comer, pero que se reparte unas migajas por su barba para aparentar abundancia y alegre descuido. Y cito lo del hidalgo porque eso me parece la hazaña de importar pobres, cuando si de algo estamos sobrados es de menesterosos y si acaso son muchos los españoles que deberían ser acogidos en otros países europeos más afortunados.  

El pasado 24 de mayo por la tarde tuve la ocurrencia de leer la versión digital de El País y pude maravillarme al ver compartir portada del periódico a la noticia sobre el penoso número de personas necesitadas en España o al borde de la pobreza, junto con otra noticia (pinchando en la imagen lo verá mejor) que hablaba de la llegada ese mismo día y siguientes de los ansiados refugiados. Si no fuera porque en este país reside el mayor número de desquiciados por metro cuadrado, todos los que vean esa portada deberían reflexionar sobre qué hace un país que no tiene para mantenerse a sí mismo, acogiendo a quienes muchas veces son aventureros que simplemente desean establecerse en Europa, bastantes de esas veces desertores que hasta el día antes han estado participando o alentando esa violencia de la que dicen huir, como le sucedió al personaje de la zancadilla en Hungría que con su familia fue acogido de urgencia en Getafe y que el día antes de su huída tenía un perfil de Internet en su país de origen que dejaba clara su pertenencia a Al Nusra, la franquicia de Al Qaeda en Siria.

Junto a la noticia de que un 28,6% de los españoles están en riesgo de pobreza, otro titular se pregunta ¿cuántas familias no pueden comer carne o calentar la casa? Parece que la respuesta no importa, cuando a su derecha se incluye la noticia con fotografía de la llegada a España de un nuevo contingente de refugiados. Según he leído, son multitud los españoles que se ofrecen a acoger a algunos de esos refugiados  ̶ ¿por cuánto tiempo?, ¿les proporcionarán trabajo o los costearán indefinidamente? ̶  pero mucho me temo que quienes claman por la venida de refugiados son, de un lado quienes en su ignorancia creen que el Estado puede fabricar cuanto dinero desee y de otro lado quienes perteneciendo al restante 71,4% no tienen problemas para llegar a fin de mes.

Sean quienes sean, la sensación que transmiten es de absoluta indiferencia por los necesitados que ya residen aquí y un apasionado amor por los pobres de importación. Dese un paseo por las calles y no hace falta que se lo diga, podrá ver pobres y necesitados en cantidad suficiente como para satisfacer su deseo de practicar la cristiana virtud de la caridad.

En cualquier caso, está claro que quienes desean compartir su capa con los pobres, al igual que San Martín, no caen en la cuenta o les da lo mismo que la capa que comparten no les pertenece, puesto que si los recursos económicos para la atención a los refugiados son extraídos, naturalmente, de los fondos estatales, autonómicos o municipales, están disponiendo del dinero que nos pertenece a todos, entre los que  ̶ puedo asegurarlo ̶  hay muchos, bastantes, que están ̶ estamos ̶  en contra de ese arrojarnos migas en las barbas cuando no tenemos ni para pan; aunque nos obligue Angela Merkel, que para algo es hija de un pastor protestante.

Lamento tener que decirlo tan claro, pero cuando jóvenes que conozco tienen que trabajar 8 horas por la noche y hasta el amanecer, en un trabajo conseguido a través de la ETT Adecco, y el salario que perciben es de nada menos que 6 euros la hora, me dan ganas de abofetear a todos los integrantes de esas ONG consagradas a los menesterosos de los que estoy hablando y lo mismo para todos los que irreflexivamente las apoyan. Es bueno y justo practicar la compasión y la caridad cuando podemos permitirnos privarnos siquiera de una moneda, pero es un disparate hacerlo cuando las monedas que tenemos no dan ni para cubrir las necesidades básicas propias.

Sin contar con que es posible que algunos si no todos esos refugiados, apenas vean el panorama local salgan corriendo hacia Alemania o Suecia como ya han hecho aquellos acogidos por el ayuntamiento de Valladolid, que desaparecieron sin explicaciones. Parece que soy yo el que inventó el refrán que dice «la caridad bien entendida, empieza por uno mismo» y parece que soy de los pocos que ven claramente que los refugiados  ̶ no  precisamente sirios, sino de muchos países ̶  sólo quieren ser acogidos en aquellos dos países que nombraba antes, porque con ese fin han invertido su tiempo y dinero. 

Por cierto: puede ser casualidad, pero la portada de El País cambió de inmediato a otras noticias, duró apenas un rato. Casualidades, como lo es que no haya conseguido ver en portada de ninguno de los grandes diarios referencia a la fianza de 1,2 millones que el juez ha pedido al PP para no embargar su sede central. Que el partido más votado, como tal partido, esté encausado por numerosos delitos económicos, no parece ser noticiable.

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